Disrupciones en la política

Foto Cuartoscuro. Tomada de https://www.jornada.com.mx/notas/2021/02/24/politica/tras-17-horas-de-discusion-aprueba-la-camara-reforma-electrica/

La consulta de revocación del mandato fue un acontecimiento trascendental en la historia política de México. Se trata de una práctica que se da en varios países, pero que aconteció por primera vez en el nuestro, inaugurando la puesta en marcha de la democracia participativa, más allá de la democracia representativa tradicional. Se trata de una acción directa de la ciudadanía al respecto del ejercicio del poder, lo cual, como toda innovación, no es fácil de ser asimilada por muchos, lo cual en este caso contribuyó a una participación menor a las ocurridas en elecciones constitucionales ordinarias. No obstante, sin considerar la relación con el número de votantes del padrón (17.7785%), el resultado fue por demás exitoso, con 9,86% a favor de que el presidente continue su mandato, contra 6,44% que votaron por que la revocación. Contra lo que digan los detractores de la oposición derechista, se trata de un triunfo incuestionable.

La derecha en todo momento busca atacar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador valiéndose de los argumentos más pueriles, aunque cargados de veneno —en este caso el porcentaje de participación—, sin entender que en todo el mundo una elección intermedia o un referéndum tienen, en la mayoría de los casos, votaciones menores a las de una elección presidencial. Así ocurrió también en Francia durante la segunda vuelta del pasado 24 de abril, donde se tuvo la votación más baja desde 1969 pero que permitió que Macron, con 58.2% de los votos, se reeligiera como presidente luego de 20 años de que esto no había ocurrido, derrotando a la ultraderechista Marine Le Pen, que tuvo el 41.8% de la votación. Vale la pena reflexionar acerca del ascenso de la ultraderecha en varios países, pero cómo, a pesar de ello, en el caso de Francia ganó una posición de centro, con el apoyo de la izquierda. Lo que ha pasado en el caso de España con el gobierno actual de centroizquierda y cómo en México una posición de centroizquierda gobierna con éxito, a pesar de los embates de la ultraderecha panista y las derechas priista y perredista.

El mismo día de la segunda vuelta de las elecciones en Francia, en México se votó en la Cámara de Diputados el proyecto de reforma eléctrica, que por su carácter de reforma constitucional requiere de una mayoría calificada, es decir las dos terceras partes de los legisladores presentes en la sesión. En el caso actual, Morena y sus partidos aliados cuentan con una mayoría absoluta que no permite sacar adelante una reforma constitucional, para lo cual se requerían 75 diputados más. Haciendo cuentas, esto era prácticamente imposible, y nadie en su sano juicio podría pensar que se lograría la aprobación de la iniciativa, salvo que una parte de los diputados del PRI o Movimiento Ciudadano la hubieran apoyado, lo cual era una posibilidad remota. Personalmente, creo que el presidente era consciente de ello y que de manera maquiavélicamente genial hizo campaña para mostrar la situación de la industria eléctrica en el país, revelar las acciones de la derecha ligada a empresas extranjeras como la española Iberdrola y mostrar a la oposición, en carne viva, con todas sus corruptelas, lo que tendrá con seguridad un impacto en las elecciones que se avecinan.

El uso de la denominación “Traición a la Patria” es absolutamente pertinente en esta situación. Los diputados del PRIANPRD-MC votaron a favor de intereses empresariales, pensando en el beneficio de empresas privadas, varias de ellas extranjeras, en contra de los intereses nacionales, buscando el desmantelamiento de la Comisión Federal de Electricidad. Se trata de una clara expresión de lucha ideológica que muestra la lucha de clases subyacente. Los estertores del neoliberalismo, en contra de un genuino proyecto de transformación nacional.

Esa es la esencia de la derecha, de los que eufemísticamente el presidente llama conservadores, algo en lo que no coincido con él. El conservadurismo es un fenómeno del siglo XIX y esta derecha reaccionaria debe ser llamada por su nombre. Bueno, esta es una discrepancia en la visión histórica, pero lo crucial es el resultado de las acciones políticas de estos sátrapas.

La oposición derechista insiste en que la consulta de revocación del mandato fue una derrota para AMLO, y que el rechazo a la aprobación de la reforma eléctrica fue un triunfo para ellos y que con eso se establecen las condiciones para su triunfo en 2024. Nada más falso y estúpido. Se trata de procesos de los que podía hacerse una predicción anticipada, pero que no tienen el peso político que ellos y sus opinócratas pretenden darle. En la política hay disrupciones y en biología evolutiva existe la selección disruptiva, que es parte de los procesos de especiación, es decir de la aparición de nuevas especies. En el caso de la política ocurre algo similar, y ese es el sentido de la transformación que se pretende lograr en México. El nombre Morena, para el partido creado por AMLO, incluye el término “regeneración”, que para mí tiene dos implicaciones: el nombre del periódico anarquista de los hermanos Ricardo y Jesús Flores Magón y Antonio Horcasitas, y una de las consignas intelectuales mas importante de la III República Francesa, a la caída del imperio de Napoleón III, eje de la Revue Scientifique. En efecto, se trata de regenerar la sociedad como base de su transformación.

El Padre Ubú jamás hubiera pensado en la transformación de la sociedad. Él sí era un conservador que quería mantener un status quo, donde lo crucial es mantener el poder y tener el control de las phinanzas, para ser eternamente su señor. Se trata de un mundo similar al del neoliberalismo que padecimos por varios sexenios, desde el del presidente De La Madrid, hasta Peña Nieto, pasando por los atroces gobiernos panistas. Pero el reino de Ubú cayó, y en su lugar se reivindicó el régimen que el derrocó. Esta es una metáfora que implica una lección histórica. México está en ese proceso.

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