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El IFE y el INE, instituciones fallidas y fracasadas

El IFE y el INE, instituciones fallidas y fracasadas

Febrero 04, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos

El IFE y ahora el INE fueron creadas con una esperanza democratizadora. Luego del fraude electoral de 1988, donde se impuso a Carlos Salinas de Gortari, parecía una necesidad inminente la existencia de un órgano ciudadano independiente del poder gubernamental. El Instituto Federal Electoral sustituyó a la Comisión Federal Electoral. Nació como resultado de los conflictos postelectorales del año 1988, que provocaron una serie de reformas a la Constitución Política aprobadas el 4 de abril de 1990y  publicadas el 6 de abril de 1990, y de la expedición de una nueva legislación reglamentaria en materia electoral federal: el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE), el 15 de agosto de 1990. Este instituto inició sus actividades el 11 de octubre de 1990, con la primera sesión de su máximo órgano de dirección: el Consejo General. Su primer presidente fue Fernando Gutiérrez Barrios, quien fungía como titular de la Secretaría de Gobernación.

Desde la fecha de creación del Instituto Federal Electoral, la normatividad constitucional y legal en la materia ha experimentado cuatro importantes procesos de reforma en 1993, 1994, 1996 y 2007, que han impactado de manera significativa la integración y atributos del organismo depositario de la autoridad electoral. En su primera integración, en 1990, se constituyó como un órgano de Estado con una concurrencia de los poderes: Ejecutivo, en la figura del Secretario de Gobernación, y Legislativo, en la de los Consejeros del Poder Legislativo, en tanto que al buscar una representación del Poder Judicial, se creó la figura del consejero magistrado, en número de seis, cuyos requisitos resultaron ser los mismos que los que permiten elegir al Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, razón por la cual se les asignó por disposición constitucional una remuneración equivalente al de dichos Ministros.

El Instituto Federal Electoral tuvo la función constitucional de organizar las elecciones; sin embargo, la opinión pública mexicana lo consideró un árbitro de las elecciones, función que pudo desempeñar, de manera tácita, mientras el secretario de Gobernación fue su presidente, es decir, de 1990 a 1996. Al alcanzar su independencia plena respecto al Poder Ejecutivo y ser el consejero presidente un ciudadano elegido por las dos terceras partes de la Cámara de Diputados, no contaba con los instrumentos para el arbitraje electoral y se limitaba a procedimientos administrativos sancionadores dirigidos a los partidos políticos, pero que resultaron ineficaces ante los múltiples actores del proceso electoral. Por ello, en el 2007 se le otorgaron instrumentos para sancionar no solo a los partidos políticos sino también a los ciudadanos, militantes y candidatos de los partidos políticos, así como a concesionarios y permisionarios de los medios electrónicos de comunicación (radio y televisión).

En 1996 llegó a la presidencia del IFE Isaac José Woldenberg Karakowsky, político y académico mexicano de origen judío polaco y lituano, que destacó como Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), ya como organismo plenamente ciudadano encargado de organizar las elecciones federales en México y que terminó su periodo en 2003. Miembro del Movimiento de Acción Popular (MAP), luego del Partido Socialista Unificado de México (PSUM), del Partido Mexicano Socialista (PMS) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) (hasta 1991), se convirtió en un personaje afín a los gobiernos del PRI, principalmente con el de Ernesto Zedillo. Al frente del IFE buscó la democratización de los procesos electorales, que condujo a la llegada de Vicente Fox a la Presidencia en el año 2000.

Si parecía que el IFE era una alternativa para la democratización de los procesos electorales, yo estoy convencido que no lo fue. Fox pudo llegar al poder porque Zedillo impidió la realización de un fraude y frenó a los mapaches al servicio del PRI. Lo dejó pasar, pues sabía que era alguien conveniente para la continuación del proyecto neoliberal. Por ello no creo que el triunfo de Fox haya sido un logro del IFE. Peor aún, el sucesor de Woldenberg, Luis Carlos Ugalde, es responsable del fraude de 2006 donde se le robó la elección a Andrés Manuel López Obrador para darle la presidencia a Felipe Calderón. Y de ahí en adelante yo no he visto nada bueno ni elogiable del IFE, una institución completamente burocrática, con un gasto impresionantemente elevado, algo ofensivo para la nación.

El ahora INE representa la continuación de un proyecto fallido, de un fracaso para la democracia en México, ahora en manos de un sátrapa de nombre Lorenzo Córdova. Una etapa importante de mi formación se vio marcada por libros de su padre, Arnaldo Córdova: La ideología de la Revolución mexicana y La formación del poder político en México, obras de gran rigor teórico desde una perspectiva marxista. Si viera Arnaldo Córdova —que fue asesor de López Obrador— lo que hace su hijo, se volvería a morir, con seguridad, con una grave crisis de vergüenza.

Es deprimente que unas instituciones creadas para la transición democrática en México se hayan convertido en instancias de despilfarro, de manejo inadecuado de recursos del Estado y, sobre todo, un bastión para el ataque de la transformación democrática del país, siendo los pilares de esta perversión Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes claramente están al servicio de los intereses de la oposición derechista .Creo que sería mejor que los procesos electorales estuvieran en manos de la Secretaría de Gobernación, tal como era antes, que a pesar de todos sus vicios funcionaba en las condiciones del sistema político mexicano, que se cayó en 1988, no por Manuel Bartlett sino por la gente de Salinas de Gortari, principalmente Joseph Marie Córdova Montoya.

El Padre Ubú hubiera querido tener un INE como el que actualmente existe en México, al servicio incondicional de sus más turbios intereses, evitando cualquier posibilidad de democracia. Ya veremos qué ocurre en el futuro, pero definitivamente el sistema electoral debe cambiar y alejarse de los señores de las phinanzas.

 

¡Para mí es suficiente!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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