Ubú

Eurocomunismo y sociedad contemporánea

Eurocomunismo y sociedad contemporánea

Julio 15, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos

Foto de portada: Santiago Carrillo, de pie, en Toulouse en 1945. Archivo Enrique Líster (efe). Tomada de https://elpais.com/cultura/2013/04/05/actualidad/1365189633_497653.html

 

La muerte del dictador Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, marcó un cambio trascendental en España, que ya se venía gestando desde muchos años antes. El Partido Comunista de España (PCE), junto con otras organizaciones de izquierda, se mantuvo activo en la clandestinidad. En el exilio, el dirigente histórico del partido, Santiago Carrillo, continuó influyendo en la vida política del país, en tanto que Jorge Semprún (con el pseudónimo de Federico Sánchez) y Fernando Claudín mantuvieron la lucha en el territorio nacional, sin que el gobierno pudiera detectarlos (véase Jorge Semprún, La autobiografía de Federico Sánchez, Planeta, 1977). En febrero de 1977, Santiago Carrillo cruzó la frontera para regresar a España y continuar su labor de reorganización del PCE, aún en la clandestinidad, pero el resto de su tiempo lo dedicó a la escritura de un libro que tenía pendiente, donde buscaba reflexionar acerca del Estado y una visión alternativa del comunismo, que pudo realizar en una enorme biblioteca que le prestó un amigo, con numerosos textos acerca del problema del Estado. Se trata de un momento histórico en el que era crucial abordar esos temas.

En todo el mundo, en aquellos años, la discusión acerca del marxismo y de los cambios políticos, incluso revolucionarios, estaba completamente vigente y experiencias traumáticas fueron el golpe de Estado en Chile (1973), con la instauración de la dictadura militar, y en Argentina (1976). Ese era parte del contexto mundial en el cual se da el proceso que conducirá a la transición hacia la democracia española. Tanto en España como en América Latina existían expectativas de transformación, con posturas de izquierda distintas al socialismo soviético y cubano, que requerían nuevas formulaciones teóricas y planteamientos políticos renovadores, con filósofos como Antonio Gramsci y Louis Althusser. Es en este escenario que la aparición del libro “Eurocomunismo” y Estado, de Santiago Carrillo, (Crítica Grijalbo, 1977) fue una obra crucial.

Como se apunta en la presentación del libro: “¿Qué es el ‘eurocomunismo’? ¿Es un hábil disfraz, una maniobra táctica para la conquista del poder, o, por el contrario, una traición a los principios revolucionarios, un retroceso a posiciones socialdemócratas? En este ensayo, que es un llamado a alcanzar una honda repercusión, Santiago Carrillo define el ‘eurocomunismo’ como una concepción estratégica autónoma, en trance de elaboración, nacida de una experiencia propia y de una realidad concreta, que constituye el único modelo revolucionario posible en los países capitalistas desarrollados. Rasgos característicos del ‘eurocomunismo’ son, según Santiago Carrillo, el pluripartidismo, la vía parlamentaria y, muy especialmente, la consideración de que las libertades democráticas y los derechos humanos representan un logro histórico irrenunciable del progreso humano”. Después de leer esto, yo —entonces militante del Partido Comunista Mexicano, a los 17 años— me dije: “pues ya me considero eurocomunista”.

Después de unas palabras de introducción, el libro aborda de manera sistemática el problema del Estado y su relación con el eurocomunismo: capítulo 1. El Estado frente a la sociedad; capítulo 2. Los aparatos ideológicos del Estado; capítulo 3. Los aparatos coercitivos del Estado; capítulo 4 El modelo de socialismo democrático; capítulo 5. Las raíces históricas del ‘Eurocomunismo’; capítulo 6. Sobre la dictadura del proletariado. No se trata de una obra doctrinaria y mucho menos panfletaria, sino de una producción teórica que busca replantear el comunismo en una sociedad convulsionada, como la española, que incorpora vivencias de la Europa del este en el momento en que inicia el cuestionamiento al modelo soviético que conducirá a la crítica del llamado “Socialismo real” o “Socialismo realmente existente”, en oposición al “Socialismo verdadero” como propuso Rudolf Bahro en su libro La Alternativa. Crítica al Socialismo Real. Aquí el eurocomunismo se inserta de manera excepcional.

La presencia soviética continuó, además de su constante mención en el terreno discursivo, donde la ideología franquista siempre la mantuvo como un fantasma para aterrar al pueblo. “El caudillo nos salvó del comunismo y de la amenaza judeo-masónica”, “gracias al generalísimo no estamos ni estaremos como en Rusia, pues si estuvieran los rojos no tendríamos nada, pues acabarían con la propiedad”. Así se mantuvo un régimen de terror, en el que jugaron un rol fundamental los aparatos ideológicos del Estado (AIE) así como los aparatos coercitivos del Estado (Althusser, 1970), magistralmente abordados por Carrillo en su libro. Ahí cita a Althusser: “La lucha de clases desborda ampliamente estas formas (las jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas) y es porque las desborda por lo que la lucha de clases explotadas puede ejercerse también en los AIE y por lo tanto volver contra las clases que están en el poder el arma de la ideología”.

Carrillo prosigue: “En definitiva una de las grandes tareas históricas actuales para la conquista del poder del Estado por las fuerzas socialistas es la lucha determinada, resuelta, inteligente para volver contra las clases que están en el poder el arma de la ideología, los aparatos ideológicos, punto final”. Una interesante tesis que maneja Carrillo es que “La sociedad capitalista desarrollada lleva en sus entrañas el socialismo”, es decir: “el plantearse esta vía se ha hecho posible porque se han producido ‘conmociones materiales’ en las condiciones de la producción económica, cambios en las estructuras y las relaciones sociales verdaderamente extraordinarios en el curso de los últimos decenios, todo lo cual ha madurado las condiciones para el socialismo. Si Lenin podía decir en el año 1917 que el capitalismo, en su forma imperialista, era la antesala del socialismo, en la década del 70 eso es aún más evidente”. Estas son ideas que pueden parecer utópicas, pero en su momento incubaron una esperanza que, ahora en 2022 en el marco de la debacle del modelo neoliberal y el fracaso de la ideología del capitalismo global, deberían replantearse y ponerse a discusión.

El eurocomunismo fue un acontecimiento histórico, ¿pero debemos enterrarlo como cosa del pasado? O retomarlo, pensando en su vigencia en la sociedad contemporánea, no solo para Europa sino también a nivel mundial, principalmente en América Latina, donde nos encontramos con vientos de izquierda y es pertinente pensar en nuevas posibilidades, lo cual va muy bien con la idea de una economía mixta y el modelo económico y político que se está dando en México en este sexenio, que no implica la instauración de un régimen socialista tradicional ni comunista “estilo soviet”, pero tampoco algo equivalente a la socialdemocracia, sino una propuesta diferente basada en las experiencias propias de cada país.

En el reino de Ubú no había cabida para estas discusiones. No existían condiciones objetivas para ello. Solo se tenía el ejercicio de la autocracia y el autoritarismo. El poder del Padre Ubú y de la Madre Ubú no duró mucho tiempo, no tanto como la feroz dictadura de Franco, ser malévolo equiparable a las facetas más perversas de Ubú. Su derrota impidió que, ante el desgaste en el poder, el capitán Bordura hubiera tomado su lugar y se hubiera convertido en “Generalísimo”, lo cual no ocurrió y, cuando se fueron, el reino volvió a la normalidad.

               

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

                                                                                              [email protected]  

Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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