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La resistencia ante la transformación de la política científica

La resistencia ante la transformación de la política científica

Enero 20, 2023 / Por Ismael Ledesma Mateos

El día de hoy 19 de enero pude ver una mesa organizada por la UPAC (Unión del personal académico del CINVESTAV), un sindicato que reúne a investigadores de esa institución, donde participaron el diputado panista Juan Carlos Romero Hicks, la senadora priista Beatriz Paredes Rangel, la diputada morenista María Eugenia Hernández Pérez y el doctor Antonio Lazcano Araujo, investigador de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional.

Se trata de un acto más por parte de un amplio sector de la comunidad científica en contra de las posiciones políticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de la directora del CONACyT, María Elena Alvarez Buylla, desde una orientación claramente reaccionaria, aunque este evento fue en realidad francamente respetuoso, donde se manifestaron posturas discrepantes que vale la pena discutir en un ambiente de comunicación abierta. Creo que el evento valió la pena y dejó ver como trasfondo la resistencia a la transformación de la política científica por algunos de los participantes.

Se criticó que el proyecto de Ley plantea una centralización de las entidades científicas y tecnológicas, cuestionaron el concepto de “ciencia neoliberal”, argumentando que eso no es real, que la ciencia es la ciencia, sin adjetivos —nada más falso; por supuesto que hubo una ciencia al servicio del neoliberalismo, que puede medirse con sus productos y publicaciones—. No se trata de retomar el debate de la época del estalinismo entre ciencia burguesa y ciencia proletaria, sino de darnos cuenta de las orientaciones y los usos de la investigación científica y, en efecto, en los regímenes anteriores el CONACyT se puso al servicio del neoliberalismo. No es que la ciencia pueda ser neoliberal, sino la orientación que se le da por parte de las instituciones y los científicos.

En este juego argumentativo, muchos investigadores se ponen “al borde de un ataque de nervios” pensando en que seguirán perdiendo privilegios, los que en realidad para muchos eran misérrimos en el periodo neoliberal. En mi época de estudiante en el CINVESTAV, no teníamos para reactivos indispensables, yo tenía que pedir prestado equipos de diferentes laboratorios y así pude armar un laboratorio extraordinario, pero no con presupuesto gubernamental, por lo que estoy convencido que la situación actual no es peor, a pesar de lo que digan los adversarios del régimen en el que estamos. En Argentina, Luis Leloir, premio Nobel, armó su centrífuga con una vieja lavadora y con eso trabajaba. Él fue el maestro de Paladini, que a su vez fue el maestro de mi maestro Sergio González Moreno, de Iztacala en la UNAM, y por eso aprendí a hacer las cosas con lo que se puede tener y así lo hice como director de la Escuela de biología de la UAP.

En las críticas a la iniciativa de Ley sobre ciencia, tecnología, humanidades e innovación, se habla de una acción dictatorial y autoritaria, lo cual es absurdo. ¿Cómo hablar de dictadura con un gobierno que aún no termina el periodo para el cual fue electo democráticamente? ¿Acaso esos “científicos” no fueron a la secundaria o la preparatoria y no saben lo que es una dictadura? Las acciones gubernamentales deben ser contundentes, se tiene que meter orden y progreso como se pensaba en el porfiriato con la filosofía positivista de Comte, pero no es necesariamente dictatorial.

Revisando la iniciativa de Ley, no veo de ninguna manera que se busque una cancelación de la “ciencia básica”, de hecho es lo que Elena Álvarez-Buylla practica y de lo que ha vivido y que le permitió tener el Premio Nacional de Ciencias. Se trata de buscar un equilibrio para conseguir una ciencia que permita beneficiar a la transformación del país y no a empresas trasnacionales. Lo que pasó en el periodo neoliberal es indignante, la asignación de recursos públicos para supuestas actividades de investigación de empresas privadas, promoviendo una confrontación entre la investigación pública y la investigación privada, con una carencia de visión nacional. ¡Es indignante!

Una mesa como la que refiero es valiosa, pero creo que faltaron más actores con otras opiniones, se trata de un problema complejo, donde hace falta la presencia de investigadores especializados en historia de la ciencia, política científica y estudios sociales de la ciencia y de la tecnología que, por desgracia no se han cultivado mucho en México. Sin enfoques con rigor académico, toda decisión política al respecto es endeble.

Todo esto no llamaría la atención del Padre Ubú. Le parecerían cosas extrañas, alejadas a la recolección de la phinanzas. Para los tecnócratas pragmáticos solo importa lo administrativo, sin saber que sin ciencia, tecnología e innovación el dinero no fluye y no hay phinanzas. Por ello es importante pensar en la política científica y su transformación.

 

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

                                                                                    [email protected]

Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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