Ubú

Luis Villoro y la epistemología

Luis Villoro y la epistemología

Agosto 26, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos

La obra de Luis Villoro constituye una aportación fundamental a la filosofía y particularmente la epistemología. Él tuvo la intención de estudiar las relaciones entre las formas de pensamiento y la dominación, tal como dice en el prólogo a su libro Creer, saber, conocer. Ahí analiza con profundidad la teoría del conocimiento y el problema de la validez del conocimiento, contrastando la filosofía contra el psicologismo y el sociologismo, que son dos tendencias que llegan a confundirse con una visión cierta de la epistemología. El título del libro nos plantea tres coordenadas cruciales: creer, saber y conocer, que para muchos se confunden y que son indispensables para el entendimiento de los sistemas de pensamiento. Algo trascendental es entender la diferencia entre conocimiento y creencia, que es muy importante en la enseñanza de la filosofía y de las ciencias. Los problemas que plantea en su obra son esenciales para la epistemología tal como las concepciones de creencia, su definición, la creencia y la actitud, las razones y los motivos para creer, la diferencia entre creer y saber, las razones para saber, el saber y la verdad, conocer y saber los tipos de conocimiento, conocimiento y práctica, motivos para conocer y hacia una ética de la creencia.

Un aspecto remarcable es la forma en como Villoro enfatiza la contradicción entre ideología y epistemología, lo que es grave que se pierda de vista, dado que la ideología es algo absolutamente opuesto a la epistemología y al conocimiento. Al respecto escribe “Otro concepto fronterizo suministra un ejemplo más de la necesidad de relación entre el análisis filosófico y las interpretaciones científicas: el concepto de ideología. Si no se ha llegado a una teoría sociológica precisa de la ideología es, en gran medida, por la ambigüedad de ese concepto. Con todo, su definición precisa y la determinación de sus relaciones con los conceptos epistémicos fundamentales es un paso previo, indispensable para la formulación de una teoría de la ideología que pueda tener pretensiones de explicar los hechos.

”En todos esos casos, el análisis de los conceptos epistémicos puede servir, a la vez, al mejor planteamiento de problemas filosóficos tradicionales y al adelanto en la formulación de teorías científicas sistemáticas.” Para mí, algo fundamental en la filosofía, que la conecta con la historia y la sociología, es la teoría de la ideología; y la manera como la aborda en esta obra es clara y precisa, aunque yo me quedo con la versión original de Marx, la de conciencia invertida —prefiero decir distorsionada— de la realidad. Sin embargo, como apunta, es algo que debe abordarse como una conjunción de perspectivas.

En el estudio de la relación entre la epistemología y la ideología, algo crucial que Villoro no trata es la teoría del discurso y las formaciones discursivas de Michel Foucault, que es sin duda un complemento necesario para la cabal comprensión del proceso ideológico y que enriquece el enfoque dado por el autor que abordamos

El apartado “Comunidades epistémicas”, del capítulo 7 “Razones para saber”, es por demás interesante y lo he retomado para concluir. Aquí el autor se pregunta:

“¿Qué condiciones deben cumplir las razones de una creencia para que ésta sea saber? Ante todo, deben ser suficientes para creer en sentido fuerte… las razones deben ser concluyentes, completas y coherentes para quien las sustenta. Además, acabamos de ver, deben ser suficientes para garantizar la verdad de la creencia, con independencia del juicio de quien la sustenta; y el criterio seguro de ello es que sean suficientes para cualquier sujeto que las considere. ¿Para cualquier sujeto posible? No; porque podríamos imaginar muchas personas que no tengan acceso a esas razones o sean incapaces de entenderlas. Partamos de un ejemplo histórico. Kepler sabe que las órbitas de los planetas tienen formas de elipse con el sol en uno de sus focos. Preguntamos: ¿Para quienes deben ser suficientes sus razones? Las razones en que se basa son de varias clases:

”Primero: comprenden juicios de observación que expresan numerosos datos, tal como fueron recopilados y ordenados por Tycho Brahe. Son datos públicos, accesibles a todos los que se encuentren en condiciones de observar lo mismo que observó Brahe. De un sujeto con anormalidades perceptuales no podríamos esperar que hiciera propias las observaciones ajenas y fuera capaz de confirmarlas. Tenemos que suponer, pues, condiciones de normalidad en cualquiera que acepte esos datos como suficientes para una creencia. Por otra parte, la posibilidad de acceder a ciertas observaciones depende de cierta tecnología disponible. Antes de la invención del telescopio, las observaciones recabadas sobre los movimientos aparentes de los planetas no tenían la precisión de las que sirvieron de base a los estudios de Kepler. ¿Podría el cúmulo de datos que él manejó haber sido convincente para un astrónomo de Stonehenge o de Chichén Itzá? Puede juzgar de las razones de Kepler todo aquel que tenga acceso a los mismos datos que él de hecho manejó; pero también, el que considere otros datos que fueran accesibles a Brahe o a Kepler pero que éstos no hubieran considerado por descuido o falta de información. En suma, las razones de Kepler que expresan datos observables son objetivamente suficientes, si son válidas para cualquiera que pueda tener acceso a los mismos datos a que pueda acceder Kepler; solo están en esa situación los sujetos normales psíquica y fisiológicamente, que formen parte, además, de una sociedad cuya tecnología les haga asequibles esos datos.”

En este texto Villoro, a través de un interesante ejemplo histórico, nos muestra las razones para considerar un saber y diferenciarlas de una creencia. Esto es tan solo una muestra de un texto imprescindible que todo aquel interesado en la epistemología debe leer y estudiar con dedicación.

En el reino de Ubú no había filósofos como Villoro, no hubieran tenido cabida en ese mundo, como no lo era posible en la España de la dictadura de Franco. En esos regímenes autoritarios el libre pensamiento y la discusión de las ideas era algo innecesario. Por fortuna, en México filósofos como él sí tuvieron un espacio y pudieron dejar una huella de gran valor para el conocimiento.

 

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

                                                                                               [email protected]

Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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