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Seis hermanas

Seis hermanas

Febrero 25, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos

Seis Hermanas es una telenovela ambientada en 1913, en España, durante el reinado de Alfonso XIII. Las protagonistas son las hermanas Silva, acostumbradas a las principales fiestas de la alta sociedad. Guapas, educadas, elegantes, amables y refinadas, disfrutan de una existencia sin contratiempos hasta que un terrible acontecimiento, la muerte de su padre el dueño de la fábrica “tejidos Silva”, cambia sus vidas para siempre. Las hermanas Silva tendrán que luchar juntas por sacar adelante a su familia mientras desafían las convenciones sociales de una época donde las mujeres dependen de un hombre para salir adelante.

Como dice la página de Radio Televisión española (RTVE), “se trata de una historia de superación, de lucha y de falsas apariencias. Un relato que muestra el lujo de la clase alta y la parte más humilde del mundo de los trabajadores. Amor, humor y, sobre todo, emociones. Seis Hermanas decididas a cambiar las cosas”. La primera vez que la vi no me llamó la atención, pues estaba ambientada en la época de la monarquía, que yo odio profundamente, pero al volver a verla me enganchó. Es realmente un acierto del canal 14 del Sistema Público de Radio difusión el transmitir esta telenovela y otras producciones españolas.

“Realizada por TVE en colaboración con Bambú Producciones, la telenovela se centra en el papel de la mujer a principios del siglo XX. Una época que supuso un punto de inflexión en la historia: las mujeres empezaron a reclamar el derecho a la igualdad, a la libertad, al voto o al trabajo”. Gema R. Neira y Ramón Campos, creadores de la telenovela, centran la historia en 1913, cuando “aún no había comenzado la Primera Guerra Mundial y en España no había conflictos internos fuertes, lo que nos permitía centrarnos en el tema que queríamos, el de la discriminación de la mujer”, explica Campos, también productor ejecutivo de Seis Hermanas.

En la telenovela se muestra con claridad la lucha de clases, el imperio de los prejuicios, del “qué dirán” así como el dominio de la iglesia católica. Es un magnífico panorama de una sociedad conservadora, autoritaria y decadente que antecedió a la República. Un mundo en el que el matrimonio era el principal valor. Aquí se pueden ver las contradicciones de la doble moral que anida en todos los sectores sociales, no solo entre la aristocracia y la burguesía, sino también en el proletariado. Algo muy bien logrado es el contraste de personalidades de los personajes, Diana, para mí la mujer más encantadora, con una personalidad fuerte, aguda, con rigor que conduce la fábrica luego de la muerte de su padre la cual han ocultado con el pretexto de un supuesto viaje a América, pues es imposible que mujeres manejen una empresa.

Adela, la hermana mayor, viuda, que poco a poco va forjando su personalidad hasta casarse con un vendedor de telas dueño de una tienda importante, “La Villa de París”, y que consiguió separarse de su esposa Carolina, una mujer histérica, muy peligrosa, al grado de acuchillarlo y, tras salir del psiquiátrico, quemar la tienda para luego quedarse con ella con el apoyo de su padre, un hombre malévolo que no conoció en toda su vida, pero que descubrió que era la hija que tuvo de joven con una sirvienta. Es el tío Ricardo, hermano de Fernando Silva, el dueño de la fábrica, al que siempre odió.

Doña Rosalía, la madre de Carolina, ya para ese momento ama de llaves, es la encarnación del conservadurismo, que ve a las seis hermanas como sus hijas, pues ella la crió. Y Merceditas, la sirvienta a su cargo, una mujer chismosa pero servicial incondicionalmente a las hermanas. Blanca, una de ellas, atrapada en un compromiso matrimonial erróneo, enamorada en realidad del hermano de su prometido y luego esposo, Rodolfo, un banquero; Cristóbal, su verdadero amor, un médico que la adora y que es víctima de su suegra, doña Dolores Loygorri, una mujer dominadora, ejemplo de lo más rancio de la burguesía, con ínfulas de aristócrata, encarnada por una actuación extraordinaria de la actriz Kity Mánver.

Celia Silva es una mujer extraordinaria. La actriz es Candela Serrat, hija Juan Manuel Serrat, con un papel de intelectual lesbiana y transgresora, un ejemplo de la liberación de la mujer, algo indispensable en esa etapa del mundo y de un país como España.

Elisa, un joven caprichosa e insoportable, que en realidad es hija bastarda el malévolo tío Ricardo.

Francisca es otro personaje fundamental en la telenovela. Una mujer amante de la música, una gran cantante pero que decide cantar cuplé en un café bar llamado “Ambigú”, donde llega a ser muy exitosa con el nombre falso de “la bella Margarita”. Consigue cautivar al público y a Gabriel, el hijo de los dueños, que llega a embarazarla.

No voy a narrar todo, hay que ver la telenovela y hacerlo con visión analítica, pensando en la época que se ubica en la historia de España.

 

Esta es una historia interior, que vale la pena valorar no solo como una producción televisiva, sino como algo histórico que da cuenta de la realidad de un país a los inicios del siglo XX. Una España atrasada, oscurantista, alejada de la modernidad.

El Rey Ubú hubiera querido gobernar así, pero por fortuna fue derrocado y su obsesión autoritaria, centrada solo en las phinanzas, no llego más allá.

 

¡Para mí es suficiente!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

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