Ubú
Agosto 12, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos
Portada: Carta general de la República Mexicana (1850), elaborada por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y presentada en 1850 por Antonio García Cubas. Tomada de http://smge-mexico.blogspot.com/p/correspondientes.html
La creación de las sociedades científicas es un acontecimiento fundamental para la historia y la sociología de las ciencias y la tecnología, es la manera de insertarlas en el ámbito social más allá del mundo institucional de la academia. Se trata de espacios que conjugan aspectos disciplinarios con lo social y político, de hecho, son ámbitos de acción. Las sociedades científicas permitieron la visibilidad de lo científico, más allá de las paredes universitarias y permitir la obtención de recursos para la investigación.
Sería largo enumerar la historia de las sociedades científicas en el mundo, pero en el caso de nuestro país debe mencionarse a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE), la primera sociedad científica del continente americano y la cuarta en el mundo. Se fundó el 18 de abril de 1833 con el apoyo de varias instituciones del gobierno y de Valentín Gómez Farías, cuando era impostergable la construcción de la cartografía del nuevo país con sus distintas regiones y con sus nuevas fronteras. En un principio recibió el nombre de Instituto de Geografía y Estadística. En 1851 la sociedad adoptaría su actual nombre.
Desde el principio, sus miembros exploraron una temática muy amplia que abarcó tanto la fisiografía del territorio como sus recursos naturales, su producción y su potencial de desarrollo. También se incluyó en su estudio la población en sus aspectos demográficos, étnicos y lingüísticos. Los primeros resultados se dieron cuando Antonio García Cubas logró terminar la primera carta general, en 1850.
A continuación, se debe considerar a la Sociedad Mexicana de Historia Natural, que se constituyó el 29 de agosto de 1868 y cuyos estatutos se aprobaron en enero de 1869, como una agrupación científica sin fines lucrativos. Es la segunda más antigua sociedad científica que sigue funcionando hasta la fecha. Su vida académica puede dividirse en cuatro épocas. La primera abarca desde su creación (29 de agosto de 1868) hasta el 26 de junio de 1914, cuando entra en receso debido a la Revolución Mexicana. La segunda cubre de noviembre de 1936 a 1979 cuando entra en un período de receso. La tercera va de 1984 a 2016. La cuarta época se inicia en 2017.
Como biólogo, me interesó cómo promover la difusión de la ciencia y dar a conocer los avances en la investigación. Mi campo inicial de trabajo fue la bioquímica de proteínas y luego la regeneración hepática, que es un fenómeno de desarrollo, de ahí que años después tuvimos varios investigadores la iniciativa de fundar la Sociedad Mexicana de Biología del Desarrollo, en los años noventa, de la cual tuve la oportunidad de ser su presidente. Ya alejado de la biología de laboratorio me dediqué a la historia de la ciencia, en particular de la biología, y tuve la posibilidad de ser vicepresidente y luego presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología (SMHCT), de la cual actualmente soy secretario general, trabajando en ella para la promoción de la investigación y la enseñanza en historia y estudios sociales de la ciencia y de la tecnología y que el próximo diciembre tendrá su XVIII Congreso.
La SMHCT fue fundada en 1964 por Enrique Beltrán, el primer mexicano que tuvo un título equivalente al de biólogo: “Profesor académico en ciencia naturales”, aunque siempre se consideró como biólogo pero que buena parte de su vida la dedicó a la historia de la ciencia. Pero la creación de esa sociedad nos da cuenta de una vocación y una convicción por conseguir el alcance real de la ciencia. Se trata de una obra que debemos preservar.
Hay muy importantes sociedades científicas, pero en esta ocasión quiero particularizar en la Sociedad Mexicana de Bioquímica, fundada en 1957 y cumple 65 años. Fue puesta en marcha por 14 científicos: Mario García Hernández, Guillermo Massieu Helguera, Guillermo Soberón Acevedo, Guillermo Carvajal Sandoval, Edmundo Calva Cuadrilla, Barbarín Arreguín Lozano, Joaquín Cravioto Muñoz, Jesús Guzmán García, Carlos del Rio Estrada, Raúl Ondarza Vidaurreta, José Laguna García, Silvestre Frenk Freund, Efraín Pardo Codina y Jesús Kumate Rodríguez. Se trata de una sociedad que contribuyó al desarrollo de instituciones de enseñanza e investigación, y que hasta la fecha realiza contribuciones fundamentales. Baste resaltar la labor de Ondarza en CONACYT, fundando centros de investigación en el interior de la república con líneas de investigación originales.
Este no es un tema que fuera de incumbencia del Padre Ubú, como frecuentemente digo. En su reino, estas cosas no tendrían sentido, como tampoco lo tienen para los gobernantes y políticos anclados en el pasado. Sin embargo, a pesar de todo en México la ciencia ha avanzado y avanza, y la historia de las sociedades científicas nos ayuda a entenderlo.
¡Vamos a interrumpir aquí!
Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.
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