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El retorno de Emil Witschi

El retorno de Emil Witschi

Enero 20, 2023 / Por Alejandro Hernández Daniel

Portada: Richard B. Goldschmidt (fotografía tomada de DaisyField.com), polillas (Lymantria dispar) y el libro La base material de la evolución

 

En diciembre del año pasado se celebró el XVIII Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y la Tecnología, organizado por la Sociedad Mexicana Historia de la Ciencia y la Tecnología A. C. (SMHyT). Algunos meses antes del evento, había sido invitado a participar por un estimado profesor y amigo mío. Si lo hacía, sería la tercera vez que acudiría a este congreso, pero ciertamente dudaba en tomar esta decisión, primero, porque se realizaría en los primeros días de aquel mes y ya me había anotado previamente a participar también como ponente en otro congreso, pero que se solapaba “casi” en los mismos días del de la SMHyT. Y segundo, porque no tenía claro qué tema presentar en esta edición del congreso.

Para quienes han seguido mis colaboraciones en este espacio, sabrán que uno de mis intereses ha sido la historia de dos disciplinas: primero, la Embriología y su paso hacia lo que hoy se conoce como Biología del Desarrollo, temas que me fascinaron desde hace ya algunos años, primero al entrar en contacto con las lecturas e indagar en la formación en embriología del zoólogo/biólogo/epistemólogo suizo Jean Piaget (véase: CTS Primera Época, https://archivo.e-consulta.com/blogs/consultario/por-que-beraneck-no/). En segundo lugar, “seguir el hilo” de uno de los paisanos contemporáneos de Piaget, el también zoólogo suizo, nacionalizado después estadounidense, Emil Witschi, que vino a México en 1937 y que también se dedicó a la embriología además de la endocrinología (véase: CTS Primera Época, https://archivo.e-consulta.com/blogs/consultario/fotografias-del-viaje-por-mexico-de-un-embriologo-poco-conocido/). Y como último ingrediente, una charla estimulante en 2016 con el doctor Ismael Ledesma Mateos, a quien le pregunté qué tema y campo estaba disponible para hacer una investigación en la historia de la biología en México. Él me respondió que uno era precisamente el proceso de la Historia de la Embriología a la Biología del Desarrollo en México, por lo que de inmediato decidí seguir ese camino para optar por tema de mi ponencia.

Tomando en cuenta lo anterior, terminé por decantarme en presentar en el congreso de la SMHyT tan solo un “bocado” de la investigación que he ido elaborando durante estos últimos años, pues a veces un espacio de quince minutos no es suficiente para presentar “todo” lo que he trabajado y documentado en la historia de estas disciplinas así que decidí presentar algo “muy pero que muy pequeño”. Por fortuna, después del congreso, fui notificado de que lo que presenté será tomado en cuenta como capítulo de libro, así que en pocas palabras, no se pierde la oportunidad, en muy corto plazo, de desarrollarlo un poco más a profundidad, ahora de manera escrita.

Tras terminar mi participación en ambos congresos y de vuelta en mi escritorio, decidí hacer una relectura de mis archivos y buscar nuevamente en internet, pues considero que a pesar de tener bastante documentación sobre un personaje que se tiene por objeto de investigación, no se debe desdeñar ni mucho menos subestimar el raudal diario de nueva información que se genera en la red. Fue así que después de unos cuantos clicks, y para mi sorpresa, di con una nota de la American Philosophical Society titulada “On the Other Side of the Archive: Lessons from Processing the Emil Witschi Papers at the American Philosophical Society-A Virtual Discussion with Anna Guerrero”, donde se menciona el trabajo que se hizo de la documentación personal de Emil Witschi, como cartas, bocetos, dibujos, fotografías, etcétera, ¡y recién el año pasado! La colección fue donada por uno de los antiguos discípulos de Witschi, el zoólogo y después médico de origen alemán John Opitz, sobre quien también he escrito en este espacio (véase: CTS, https://blogs.e-consulta.com/blogs/nuevoconsultario/nota/cts/john-opitz-emil-witschi-una-carta-y-cholula )

Al saber sobre esta noticia, no dudé en contactar a quien trabajó los documentos de Emil Witschi, la investigadora y estudiante de doctorado de la Universidad Estatal de Arizona Anna Clemencia Guerrero, de quien felizmente supe tiene por tutora a otra investigadora a quien también he entrevistado antes, la doctora e historiadora de la ciencia Jane Maienschein (véase: CTS, https://blogs.e-consulta.com/blogs/nuevoconsultario/nota/cts/jane-maienschein-una-senda-a-traves-de-la-historia-de-la-embriologia-a-la-evo-devo-1 ) Es así que resulta por demás interesante que personajes de la ciencia que alguna vez fueron relevantes en su tiempo, como Witschi, hayan sido sepultados y olvidados al pasar de los años, y que ahora su vida y aportes sean objetos de estudio por investigadores dedicados a la historia de la ciencia con nuevos enfoques y perspectivas.

En la introducción del artículo “El periodismo histórico: teoría y técnica de su uso en la prensa española” sus autores, Manuel Aguilera Povedano y Ángeles Durán Mañes, hacen alusión a “la historia de un campesino ruso que combatió en la Segunda Guerra Mundial y emboscó a un batallón alemán, pasó sin pena ni gloria hasta que (un periodista), escribió el artículo”. Esto me hizo identificarme con la historia de Witschi que presenté en su momento, pues prácticamente era un desconocido para algunos colegas biólogos que se dedican a la historia de la ciencia, pero el caso de Witschi, pienso, no es el único y apuesto a que hay muchos más en espera de poder tomar una voz y que han visitado nuestro país.

Otro de esos personajes, por ejemplo, y que por cierto se relaciona con Emil Witschi, es el del zoólogo alemán refugiado después en los Estados Unidos Richard Benedict Goldschmidt, quien se interesó por diferentes temas de estudio y disciplinas, desde la protozoología, pasando por la entomología, la genética, la citología, la fisiología, morfología y la embriología, esta última de interés para mi investigación, pues de acuerdo con el historiador de la biología Garland Allen, Richard Goldschmidt, junto con Hermann Braus, Boris Ephrussi, Leslie Clarence Dunn, Salome Glücksohn-Waelsch, Walter Landauer, Conrad Hal Waddington e Ivan Schmalhausen, fue de los pioneros en hacer intentos de tender puentes entre las disciplinas de la herencia (genética), desarrollo (embriología) y evolución, lo que después llevaría al nacimiento de la Biología del Desarrollo.

Tanto Witschi como Goldschmidt, coincidieron en el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín, hoy Max Planck, pues Goldschmidt contrató a Witschi como investigador en aquella institución (y tal vez se hayan conocido previamente en la Universidad de Munich, pues ambos fueron alumnos de otro famoso zoólogo, el alemán Richard Hertwig).

El caso de Goldschmidt en México es algo especial y diferente del de Witschi, pues recientemente ha sido objeto de estudio y mención en artículos y libros de historia de la ciencia y de la biología en México por varios investigadores, principalmente colegas biólogos de la UNAM, a quienes he tenido la chance de conocer y tratar personalmente, como Ana Barahona Echeverría, Carlos Ochoa Olmos o José Francisco Bravo Moreno, pero hasta donde me es posible saber, ninguno de ellos ha mencionado o escrito algo explícito sobre la visita de Goldschmidt a nuestro país en el año de 1946 o ligado a temas relacionados con la historia de la Embriología o la Biología del Desarrollo en México. El único con quien he tenido la oportunidad de conversar un poco más a fondo sobre Goldschmidt fue con el doctor Carlos Ochoa, pero él, al igual que yo, supo de Goldschmidt de manera indirecta, a partir la lectura de unos libros que recopilaban los ensayos divulgativos del geólogo dedicado a la paleontología y estudioso de la evolución, Stephen Jay Gould (véase: CTS, https://blogs.e-consulta.com/blogs/nuevoconsultario/nota/cts/carlos-ochoa-biologo-gould-evolucion-y-divulgacion )

Ahora bien, ¿cómo supe de la visita de Goldschmidt a México? Fue, primero, al verlo mencionado en una página de internet de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO), pues en la sección en la que hace alusión cronológica a la historia de la aún inactiva formalmente Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN), aparece que Richard Goldschmidt fue designado por la SMHN como Socio Honorario. Lo que me llevó a pensar ¿cómo es que se había hecho contacto con él? O si él hubiera decidido venir por cuenta e interés propios. No tardé mucho en encontrar una pista, gracias a un artículo in memoriam de Goldschmidt de 1959, publicado por el doctor Enrique Beltrán Castillo en la revista de la SMHN.

Enrique Beltrán, quien se graduó a nivel profesional como Profesor Académico en Ciencias Naturales en la Escuela Nacional de Altos Estudios (que se puede considerar como antecedente a la de biólogo), relata que conoció personalmente y por primera vez a Goldschmidt en 1932 en el Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole, Massachusetts, cuando el doctor Beltrán disfrutaba de una beca de Guggenheim en Estados Unidos. Beltrán escribe algo interesante: la visita de Goldschmidt no pasó por su propia decisión de invitarlo directamente a México, sino que supo de su llegada por medio del estonio radicado en México Alfonso Dampf.

Dampf llegó a México en el año de 1923, contratado por el gobierno para prestar servicios en la Secretaría de Agricultura y Fomento, empleándolo en la erradicación de plagas agrícolas y pecuarias. Fue miembro fundador y alguna vez vicepresidente de la SMHN en su segunda época, fue editor en jefe de los Anales de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, jefe del Laboratorio de Entomología en el Servicio Público Mexicano de Salud y del Departamento del Colegio de Agricultura, siendo la disciplina de la entomología, interés que lo vinculaba a Goldschmidt pues uno de los modelos animales que Goldschmidt usaba en sus investigaciones que datan de al menos desde 1909, fueron precisamente polillas (Lymantria dispar) empezando a utilizarlas en “estudios mendelianos”, convirtiéndose este insecto volador en el modelo animal más icónico con el que se asocia y se le recuerda a Goldschmidt.

De la anterior referencia al menos quedó constancia, por ejemplo, en una de las ilustraciones de las tantas ediciones que se publicaron del popular libro Biología General, de José de Lille Borja, uno de los primeros en obtener el grado de Maestría en Ciencias Biológicas en México. Aunque José de Lille solo cita en el pie las ilustraciones el apellido de Goldschmidt y no indica de dónde las tomó, al menos es de mi conocimiento que en 1943 se tradujo y publicó en español por la editorial ESPASA-CALPE (Argentina) uno de los libros de Goldschmidt más populares: La Base Material de la Evolución tres años después de la edición en inglés The Material Basis of Evolution, que vio la luz en 1940.

Alejandro Hernández Daniel

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