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La historia de la escultura en la entrada del CONACYT

La historia de la escultura en la entrada del CONACYT

Febrero 19, 2021 / Por Alejandro Hernández Daniel

Hace un par de semanas, mientras ordenaba algunos archivos digitales en mi computadora, encontré unas fotografías que tomé durante una visita a las oficinas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) que se encuentran en la avenida de Insurgentes Sur en la Ciudad de México. El objetivo que tenía en mente fue el de poder acceder a algunos ejemplares de la ahora descontinuada revista Ciencia y Desarrollo que editaba el CONACyT. Sin embargo, me informaron que quien estaba a cargo del archivo hacía solo unos minutos se había retirado del edificio, por lo que con un poco de frustración decidí abandonar las instalaciones no sin antes llamar a un colega que radica en la ciudad para reorganizar un encuentro que teníamos previsto para ese día.

Así que me dirigí a un costado de la entrada principal del edificio y con curiosidad me percaté de que hay una escultura de un personaje acompañada de una placa. En un inicio su imagen no me pareció familiar pero estaba indicado su nombre, se trataba del ingeniero Manuel Sandoval Vallarta.

Con un poco de tiempo decidí visitar la biblioteca del municipio en el que radico, al recordar que ahí se encontraba algo respecto a la vida y obra de Sandoval Vallarta, el cual pude hallar. Por desgracia la biblioteca ha venido a menos tras administraciones indolentes con el acervo que se resguardaba ahí, pues desde al menos un par de años se han estado deshaciendo de una colección valiosa para los cholultecas y, en su lugar, han llenado estantes de propaganda de ese fraude y estafa que representa esa aberración de la cienciología.

Es así que en un homenaje editado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana pude saber que Sandoval Vallarta era originario de la Ciudad de México. Creció dentro de un ambiente con ciertos privilegios, tanto sociales como económicos, pues su padre llegó a ser Director de la Lotería Nacional y su abuelo materno llamado Ignacio L. Vallarta fue el artífice de la (muy conocida por muchos mexicanos metidos en disputas legales o que no son muy adeptos a pagar impuestos) Ley de Amparo.

En el año de 1912 ingresó a la entonces prestigiosa Escuela Nacional Preparatoria, que se destacaba por estar asociada a la educación y filosofía del positivismo impulsadas por Gabino Barreda, autoproclamado discípulo del francés Auguste Comte, donde las ciencias exactas y las ciencias naturales formaron la base de los estudios en esta institución que formaba parte del proyecto e intereses de Barreda en desplazar el poder del clero sobre la educación popular y superior para ponerlo en manos de liberales como él mismo, proclamando la búsqueda del progreso en el país.

En la Escuela Nacional Preparatoria, Sandoval Vallarta tuvo como profesor al matemático Sotero Prieto, quien por medio de sus intereses en física teórica influyó de manera considerable en él. Entre 1916 y 1917 Sandoval Vallarta tenía planeado estudiar en Inglaterra, eligiendo la Universidad de Cambridge, pero su decisión coincidió con el conflicto de europeo de la Primera Guerra Mundial, por lo que trasladarse por vía marítima representaba un peligro real, debido a los patrullajes de submarinos alemanes por el Atlántico así que consideró como optativas sus opciones de ir a las universidades de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quedándose finalmente en esta última que se ha destacado por el adiestramiento de ingenieros civiles, mecánicos de minas, navales, sanitarios y similares, donde se enseñan matemáticas y física con fines principalmente prácticos y aplicados.

Obtuvo su título como ingeniero eléctrico en 1921. Para 1923 se convirtió en ayudante del también ingeniero Vannevar Bush, cuyo trabajo se centraba en el desarrollo de las calculadoras analógicas más avanzadas de su época y que además era colaborador y amigo del matemático Norbert Wiener, que acuñó el término de cibernética. En 1924 Sandoval Vallarta adquirió el grado como Doctor en Ciencias, presentando un trabajo sobre el modelo atómico de Niels Bohr.

En 1926 regresa a la Ciudad de México de vacaciones y asiste a la Sociedad Científica Antonio Alzate, donde presenta y se publica en las memorias de dicha sociedad uno de sus trabajos antes de dirigirse el año siguiente a la Universidad de Berlín, al conseguir una beca Guggenheim, donde tomó el curso de relatividad con Albert Einstein, teoría electromagnética con Max Plank y, al igual que el físico argentino Rolando García, tuvo como profesor a Hans Reichenbach, uno de los miembros periféricos del llamado Círculo de Viena, en el curso de epistemología. Para 1928, después de finalizada su beca, visitó Leipzig con la intención de conocer a Peter Debye, quien se desempeñaba como profesor de teoría molecular, y a Werner Heisenberg, que impartía física teórica.

A su vuelta de Europa ocupó el cargo de profesor adjunto y titular en el MIT, publicando entre 1929 y 1932 varios artículos sobre la teoría del electromagnetismo y la gravitación, estos temas con especial interés para él pues conocía el trabajo de Einstein a quien admiraba; a su vez fue mentor de Richard Feynman, alumno suyo que recibiría el Premio Nobel de Física en 1965.

Después de terminados sus compromisos docentes en el MIT, regresó a México para impartir cursos en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Instituto Politécnico Nacional. Y fue en 1943 que se convirtió en uno de los miembros fundadores de El Colegio Nacional. Contribuyó además a la formación de investigadores de la talla de Alfredo Baños, Carlos Graef Fernández y Ruth Gall.

De 1943 a 1951 fue presidente y vocal Físico Matemático de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica (CICIC). Fue en este contexto que, como parte de la reacción a los efectos provocados por el desastre de las bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial arrojadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, Sandoval Vallarta encabezó un grupo bastante activo de científicos mexicanos que absortó al gobierno mexicano de financiar y apoyar la investigación científica en las universidades nacionales.

Consideraba que la energía atómica era el avance tecnológico más importante en la historia de la humanidad que podría ser utilizado para la guerra o para la paz. Sin embargo, sostenía que los científicos deberían jugar un rol político en la sociedad y participaron en determinados usos del átomo, considerando que la creación de una comisión de expertos de todas las naciones para controlar los hallazgos e invenciones podría garantizar su buen empleo.

El 30 de agosto del mismo año de la detonación de las bombas nucleares participó con una conferencia, “La desintegración del núcleo atómico”, organizada en conjunto por la UNAM y el CICIC y fue anunciada en el periódico El Nacional seis días antes, de acuerdo con los testimonios hemerográficos del físico e historiador de la ciencia brasileño Regis Cabral, además de tener participaciones públicas explicando la estructura básica del átomo y su núcleo además de cómo la energía atómica pudiera ser utilizada para producir energía de consumo público. Sin embargo, advirtió que adquirirla es muy difícil además de costosa por lo que se requiere en equipo y personal calificado.

Al final de su trayectoria científica, fue vocal de la Comisión Nacional de Energía Nuclear de 1956 a 1972 y subdirector del Instituto Nacional de Energía Nuclear y vocal físico del Instituto Nacional de la Investigación Científica, organismo que precedió al CONACyT (tal vez por esa razón se explique la presencia de su efigie a las fueras de dicha institución). Falleció finalmente en 1977.

Marcos Moshinsky físico mexicano de origen ucraniano y alguna vez presidente de la Sociedad Mexicana de Física y también miembro de El Colegio Nacional, identificó a través de las publicaciones de Sandoval Vallarta los temas de sus principales intereses científicos destacando: Circuitos eléctricos y el método operacional de Heaviside, Mecánica cuántica, Mecánica cuántica relativista, Relatividad general y Radiación cósmica.

Para finalizar, concuerdo con el historiador inglés Peter Burke en que las esculturas y estatuas como la de Manuel Sandoval Vallarta a las afueras del CONACyT, son valiosas al compartir experiencias y conocimientos no verbales, en este caso sobre una trayectoria científica más que interesante, pues hace un par de días, específicamente el 11 de febrero, se cumplieron 122 años del nacimiento de está figura de la ingeniería y ciencia mexicanas.

 

Alejandro Hernández Daniel

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