Gorilas en Trova

Este año, yo hago la diferencia

Este año, yo hago la diferencia

Enero 06, 2023 / Por Maritza Flores Hernández

Generalmente la vida nos da sorpresas; no obstante, hay eventos que se repiten empujando al hombre ha hacer la diferencia. Sí, Usted, también, querido lector, deja su huella en la memoria del mundo. Por cierto, ¿qué le pidió a los Reyes Magos?

Hoy es el sexto día del año 2023. Faltan por transcurrir 359. ¿La humanidad, qué acciones ha tomado en estos primeros días? ¿Usted, en lo personal, ha pensado en cómo va pasar su tiempo en lo que resta del año?

Acude en nuestra ayuda el séptimo arte, el cine, con sus narrativas escritas, orales, visuales; con la conjugación de cada uno de estos elementos a los que se suman los efectos especiales, la música, el vestuario, el maquillaje, la edición, los efectos sonoros; ciertamente, la interpretación de los actores, el director de cámaras y el de fotografía; el director de selección de elenco, de escenario, de locaciones, de luces, y un largo etcétera donde el guion ocupa un lugar vital.

La película, Groundhog Day, conocida en español bajo los títulos El Día de la marmota o Hechizo del tiempo, del director Harold Ramis, gon guion original de Harold Ramis y Danni Rubin y protagonizada por Bill Murray (Phil Connors), Andie MacDowell (Rita), Chris Elliot (Larry), etc., reta al espectador a comprender lo que pasa con el meteorólogo Phil Connors, cuando se enfrenta de por vida a un día idéntico.

Es interesante que Phil Connors sea alguien dedicado a predecir el futuro. Se trata de un meteorólogo que advierte lo que acontecerá con el clima en las próximas horas, días, semanas y hasta años.

Sin embargo, no será capaz de profetizar una nevada sorpresa que le impedirá salir del pueblo Punxsutawney, donde se celebra el Día de la marmota.

Es 2 de febrero, día en que los Estados Unidos de Norteamérica la gente se reúne en algunas poblaciones para ver salir a una marmota de su madriguera; mas si mira su sombra y no sale, indicará que el invierno se extenderá por otras 6 semanas.

Esta tradición fue traída de Alemania desde el siglo XIX, sin que hasta la fecha se encuentre comprobación científica de la efectividad de las predicciones de la marmota.

Sin embargo, se efectúa de la misma manera que el día de los Santos Reyes —desde luego, guardando las distancias—. Quizá por eso, el 6 de enero los niños reciben regalos, los adultos piden milagros o deseos y el 2 de febrero, ante la sapiencia de la marmota, las personas se aprovisionan contra un invierno largo.

Es bien sabido que nadie que se precie de tener una inteligencia forjada por el método científico aceptará tales patrañas, ni siquiera como meras posibilidades. Y Phil no es la excepción. Todo este embrollo de ir hasta el minúsculo pueblo de Punxsutawney, esperar a que la marmota haga su trabajo y él, tan brillante hombre de pronósticos, haga la narración de este evento para “su” público, le produce escozor, molestia; bueno, siente que ese mundo es poca cosa para él.

Entonces, lo extraordinario, sin vaticinio previo, hace presa de Phil.

Se desata la tormenta, nadie puede salir del pueblo ni tampoco entrar. Tendrán que pasar la noche ahí.

Phil, usando una ironía negra —lo cual resulta muy chistoso—, es grosero con la población, que sí se da cuenta de su cuestionable conducta. Duerme en el hotel y a otro día, al despertar justo a la seis de la mañana, feliz porque se marchará, se percata de que está en un día idéntico al anterior.

Minuto por minuto, se halla con las mismas situaciones del día previo. Advierte idénticos movimientos, emociones, gestos, ocurrencias, improvisaciones, etc. No hay cambios.

Excepto que él es el único en darse cuenta de esto.

Al principio, cree estar en un sueño; más tarde, en una pesadilla y, por último, asume que está viviendo en una existencia exacta a la de aquel día 2 de febrero, Día de la marmota.

Phil es un ser arrogante, considera que todos los demás deben hacer lo que él dice, opinar como él opina; que todas las mujeres que a él le interesan deben sentirse halagadas por invitarlas a pasar unas horas con él en su habitación; por lo demás, el resto del mundo le causa indifirencia y cuando más, aburrimiento.

Si Usted, querido lector, fuera Phil, ¿cómo viviría el resto de sus días que en verdad son idénticos a aquel Día de la marmota?

Phil considera ridículo al pueblo y a la tradición de la marmota, ¿Querido lector, Usted puede imaginar lo que siente Phil al verse atrapado en ese único día de su propia vida?

¿Qué pasa con aquello de “yo hago la diferencia”, “yo transformo al mundo”, “yo hago historia”?

La realidad es que el ser humano va dejando su huella por el mundo a cada instante, pero necesita del Otro para lograrlo, porque ese paso, transformación o evolución requiere de un testigo, es decir, de un ser humano distinto, no igual a uno mismo, donde se inscriba el cambio.

Incluso, saludar a los hijos, al vecino, al compañero de trabajo, produce una variación. Tratar con respeto a los hijos, a la pareja, a los padres; agradecer por lo que hacen bien, ser corteses con los que nos felicitan o reconocen, reorganiza todo.

Asimismo, lo produce quien, ostentándose con su poder de madre o padre de familia, de jefe, etc., pretende el sometimiento de los demás, los maltrata, ofende, ningunea; les arrebata un juguete, compara a un hijo con otro; a un hijo le da más y mejores ropa, juguetes, comida; sin duda, muta al mundo.

Phil quiso manipular su suerte. Se dedica a emborracharse, a robar, a seducir, a tratar con cierto desdén la muerte de los demás. Cree que a él nada le perturba ni para bien ni para mal.

Eso, aparentemente, es cierto porque al otro día vivirá de nueva cuenta exactamente las mismas circunstancias.

Querido lector, ¿Usted ha notado que el único que puede cambiar su propia actitud, movimientos, emociones, quehaceres, es Phil?

Es decir, Phil no cae en lo idéntico, si bien él es incapaz de influir en la vida de los otros, paralelamente, sí afecta su propia vida.

De hecho, ¿cómo se siente un ser humano tras de una borrachera? Su organismo ya no es el mismo, su centro neurológico ha sido afectado.

Pues Phil está aprisionado por una su materialidad que no comparte con el resto.

Después de ver morir a un hombre al que pudo ayudar, ¿cómo se sentirá Phil? ¿Siente?

Finalmente Phil cae en el vacío, no tiene en quien inscribir su historia; de facto, él no existe para los demás ni los demás para él. Esto es el vacío.

Todos estos eventos se desarrollan en tono de comedia, irónica, divertida, porque un hombre como Phil si no provoca pena, deja una secuela de risas, ya que las contradicciones, intenciones fracasadas, destacan la inutilidad de este personaje.

El escritor del guion deja los espacios necesarios para las adaptaciones y necesidades tanto del director como de los intérpretes. Y sobre todo, abre el camino llevando al personaje a una transformación lograda precisamente por el fracaso al querer consquitar a la indomable productora, Rita (Andy MacDowell), con las mismas artimañas utilizadas con otras mujeres.

Es en el tránsito entre el intento de conquista y la derrota que comienza a pasar su tiempo dedicado a cultivarse en poesía, música, primeros auxilios, etc.

En Phil nace la caridad, la tolerancia, aprende a saludar a los demás, a no juzgar a los otros; llega a admitir que no es verdad que únicamente él tenga méritos para el reconocimiento porque sale en cámaras o porque es meteorólogo o porque es guapo, o por su largo etcétera de supuestas cualidades.

Leer el guión de esta película es entretenido por la posibilidad de ver más allá de las estrellas; mirar la película desata la risa porque al guion se suman los gestos chocantes, desenfadados, filosóficos, berrinchudos del protagonista y del resto de los actores. Una y otra forma de arte quedan reservado para los ojos de quien se anime a desafiar este reto y descubrir el final y su proceso.

Reflexionar acerca de cómo deberíamos y cómo queremos pasar nuestro tiempo, podría ser la clave para no desperdiciarnos.

Como siempre, querido lector, Usted tiene la última palabra.

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

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